Podés ser un adolescente fastidiosamente sabio que piense tal cual un hombre de 86 años, pero por más sabio que seas, vas a seguir siendo un adolescente, y vas a ser tratado e ignorado como tal.
Pensar en la muerte no va a hacer que venga a tus manos. Así son las cosas. Una persona no puede llegar a vivir ni siquiera medio millón de días. Para ser una vida, es bastante corta. Supongo que pensar en eso en tus momentos de depresión no es la mejor de las opciones, ya que te hace sentir un poco más inútil y fracasado de lo normal. ¿Qué es un inútil? Ya sabés, esos que no saben hacer nada bien, que quieren que sus sueños se cumplan pero no hacen un puto esfuerzo para que sea así, esos que recién a los 30 años deciden hacer algo de su vida y no se dan cuenta de las cosas. El fracaso. Bien, a algunos los hace seguir y aspirar a más. Usan los errores y las fallas como catapultas. Un fracaso es simplemente una forma de pensar que estás a un error menos de conseguir la victoria. Siempre que estás mal, hay alguien que aparece e intenta sacarte una sonrisa, hacerte sentir bien, decirte que todo tiene vuelta atrás, que de errores se aprende, quiere que creas que todo va a mejorar, aún sabiendo que no va a ser así. "Mentirte por tu bienestar". Pero.. ¿Sabés qué? No es verdad, somos lo suficientemente hipócritas como para decir "No te preocupes, nunca es tarde". MENTIRA. Eso no es amistad, ni compañerismo, ni bondad, ni solidaridad, ni optimismo. Es HIPOCRESÍA. La realidad es que el tiempo pasa y las cosas que más queremos olvidar son las que más se instalan en nuestra memoria. ¿Vuelta atrás? Jáh. Lo hecho, hecho está. Podés decir "Ya está, me olvido de todo, no puede ser tan difícil; voy a dedicarme a estar bien." Pero cuando ves a una persona y querés hacer de cuenta de que no hay problemas y que nunca los hubo, es ahí, es entonces, cuando tus recuerdos vuelven nadando y gritando, cuando quieren que los saques de ahí, cuando quieren que los veas, que dejes de ignorarlos. Los recuerdos que queremos olvidar, son errores. No quieren ser olvidados porque quieren que aprendas de ellos. Quieren que sigas adelante y que no vuelvas a cometerlos, quieren que seas fuerte y que no vuelvas a caer con la misma piedra. Supongo que mientras más fracasás, más reencoroso te volvés. "Perdono pero no olvido ;)". Te guste o no cómo suena, todos somos reencorosos. Pero no, no tiene por qué ser algo malo. Sólo te mantiene alerta, a menos que te dejes llevar y te vuelvas un paranoico cobarde de mierda que no confía en nadie.
Y.. ¿Cómo se siente? Repasemos. Se siente como si te engañaran. Duele. Haber tenido una amiga durante más de 10 años, haberla escuchado decir que no le gusta estar peleada con nadie, y que de la nada te cambie por sus nuevas y divertidas amigas.
Se siente feo que intenten hacerte lo mismo que vos hacés. ¿Sabés? Te devuelven la misma acción pero con distintas intenciones. A veces uno simplemente se deja llevar por el corazón y, guiado por su inocencia, pasa a creer que nadie va a tomarse a mal las cosas que haga. Pero no es así, ya que tarde o temprano aparece algún mal-interpretador o malpensado que 'sin querer' se manda sus cagadas y no le podés reprochar ni comentar nada, porque viene con su "Ah, disculpame, te venís a quejar? Te aviso que te estoy haciendo lo que vos me hiciste ;)". Pero HOLA! Te aviso que no es lo mismo hacer algo con amor que hacerlo por venganza.
Son cuestiones y momentos de la vida.
¿Por qué? Bueno, a veces uno sólo se preocupa por los demás. A veces uno sólo quiere verlos felices. A veces uno se sacrifica por ellos, porque los ama, o simplemente porque no le gustaría verlos mal. A veces uno daría la vida por ellos. A veces uno entrega todo por esas personas, confía ciegamente en ellas, se la juega a morir... Y pierde. Es entonces cuando te sentís un completo idiota. Ahí es cuando aparecen las ganas de irte y no volver. ¿Por qué? Hmm, no sé, es complicado. A ver, imaginemos esto... Estás mal, ¿verdad? Te encantaría llorar o tener el hombro de alguien cerca, poder recibir un abrazo o simplemente tener un oído que te escuche, una palabra que te guíe y aconseje. Estás angustiado y con ganas de gritarle al mundo. HEY, MIRÁ! UNA PERSONA! Vamos a hablarle, capaz puede ayudar!. Y ahí es cuando uno empieza a fijarse en el estado de ánimo del otro. Si está mal, no tenés ganas de cargarlo ni joderlo con todos tus problemas; él/ella ya tiene suficiente con los suyos. Si está bien, no querés ir a arruinar su buen día con tus malhumores o angustias, problemas sentimentales o lo que sea; simplemente no querés echar a perder su día o su momento 'relax'. Y es así como siempre aparece una excusa, y las cosas terminan quedando adentro. Eso sí, hasta que un día no aguantes más y termines triste y solo, llorando como un perro. Porque así estoy yo; triste, sola, y llorando como una perra. ¿El final? Todavía no llegó... Pero lo espero, con los brazos abiertos, lo espero.
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