" - Pasé mi juventud buscando a la mujer perfecta. En Egipto, encontré a una mujer bella e inteligente, pero era muy inconstante y egoísta. En Persia, conocí a una mujer que tenía un alma buena y generosa, pero no teníamos aficiones en común… Y así una mujer tras otra. Al principio, me parecía haber logrado "el gran encuentro", pero, pasado un tiempo, descubría que faltaba algo que mi alma anhelaba. Fueron transcurriendo los años hasta que de pronto, un día… -dijo el anciano haciendo una emocionada pausa- la vi, resplandeciente y bella. ¡Allí estaba la mujer que yo había buscado toda mi vida!
- ¿Y qué pasó? ¿Te casaste con ella?- replicó entusiasmada la joven.
- Al final… La unión no pudo llevarse a cabo.
- ¿Por qué?, ¿por qué?
- Porque al parecer... –le dijo el anciano con un gran brillo en sus ojos- ella buscaba la pareja perfecta…"
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El egoísmo está escondido donde menos lo esperamos.. |
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